Ayer y antes de ayer estuve en el Workshop de Anita Moorjani, me costó €349 los dos días, cada día de 10am a 6pm. Era un grupo relativamente pequeño para un speaker de tan alto nivel como Anita. Yo creo que habían como 200 personas en el auditorio. Yo traía un problema de “vida o muerte”, pues mi hijo de 19 años lleva 7 meses apartado de cualquier tipo de lo que nosotros llamamos “vida”, es decir, no se encuentra con amigos, no va a estudiar y tampoco a trabajar. No sale a caminar, no sale a comer, la comida la consume preferiblemente en su cuarto y trata de salir lo menos posible. Cuando está en su cuarto se le ve “ligero”, ve películas o series que lo entretienen y también juega juegos en su celular. A veces tiene momentos en los que ve videos en social media que lo preocupan o series en streaming que son bastante violentas, pero en general ocupa su tiempo en el cuarto con productos digitales de entretenimiento. El echo de no tener “vida” y estar apartado del contacto con la sociedad lo encasilla, según los psiquiatras, dentro de la categoría “depresión”.
Hace 3 semanas fuimos donde una siquiatra de origen croata o serbio, pero resiente en Viena, que nos cobró €250 por 45 minutos de consulta. Las preguntas que ella hizo fueron únicamente enfocadas en llenar una lista de preguntas verbalmente las cuales todas hacen referencia a algún tipo de síntoma asociado con la depresión, condición categorizada dentro del grupo de desordenes del “afecto”. También consultamos a un psiquiatra Colombiano en linea, el cual dedico 160 minutos en entender la situación de mi hijo, lo cuál me pareció extraordinario y me sentí muy feliz, que el se tomara tanto tiempo para endender a mi hijo. El diagnostico de éste segundo siquiatra fue un poco más suave: “alta ansiedad con síntomas de depresión”. Esta opinión resonó más en mi corazón, pues es cierto, mi hijo, al tener que justificar sus acciones, se pone muy nervioso, pues le atemoriza mucho la “sentencia” que le puedan dar si descubren que no tiene ningún tipo de “vida”. Entonces si es cierto, mientras el trata de justificar sus acciones, se muestra altamente ansioso.
Pero, ¿cómo es mi hijo cuando no está siendo indagado por sus acciones?. Yo he tenido varias conversaciones con mi hijo, en las cuales hablamos de sus reflexiones durante este tiempo que el se ha tomado para apartarse de todo. Se muestra muy seguro y con gran satisfacción de estar haciendo lo que el sabe que es bueno para el. También veo que ha aprendido muchísimo de quien es el y por qué tenia la vida que tenia antes. Se muestra un ser altamente reflexivo y con un deseo inmenso de entenderse a sí mismo.
Las profesiones que más cobran, son las que atienden casos de “vida o muerte”, como la medicina, las cosas legales, o problemas de empresas de mucho poder. Es por eso que pagué €250 por 45 minutos (€5,55 por minuto) a la siquiatra en Viena. Anita, cobró €349 por 960 minutos (€0,36 por minuto), es decir, un 6,48% de lo cobró la siquiatra. Y, aunque compartí estos 960 minutos con otras 199 personas, sentí cómo si Anita me estuviera escuchando exclusivamente a mí. Ella dedicó dos días a darnos esperanza, a enseñarnos que somos amor y que nuestro ser interior únicamente nos guía desde el amor. Estas palabras se sintieron tan bien, que se me hacía difícil creer que la mayoría de las veces me dejo guiar por el miedo. Es decir, que mis decisiones las tomo “por miedo a”. ¿Por qué llevé a mi hijo al psiquiatra? “por miedo a” que se muera. ¿Pero cuál sería mi decisión si la hago “por amor a”? En el caso de mi hijo ¿por amor a su vida?
Pagamos sumas altísimas de dinero por escuchar una guía basada en el “por miedo a”, y nos parece a veces muy alto el precio de espacios donde vamos a escuchar una guía basada en el “por amor a”. Honestamente, no quiero vivir mi vida basando mis decisiones en “lo hago por miedo a la muerte”, quiero vivir mi vida basada en decisiones en “lo hago por amor a”, y en este caso lo hago por amor a la vida de mi hijo. Pero, ¿que significa la vida de mi hijo?, ¿quién soy yo para juzgar lo que es una vida que “funciona” a una que “no funciona”?, si pienso profundamente, la sociedad en su mayoría “no funciona”, al igual que el sistema de salud y el sistema de educación de nuestros niños, son para mí sistemas que “no funcionan”. Siguiendo esta lógica, entonces estos sistemas tendrían también un “trastorno”, pues no “funcionan”.
Vivo ahora una situación de vida o muerte, pues la psiquiatría dice que al tener un transformo afectivo el paciente está en riesgo, pues el riesgo emocional es muy grande y puede resultar en la pérdida de la vida. Es decir, que cualquier tipo de tratamiento esta basado en “el miedo a” la muerte. Anita me enseño a hacer mis decisiones "por amor a” la vida, y no “por miedo a” la muerte, pues ella estuvo alrededor de 30 horas en coma y experimentó la muerte. Lo que ella vivió fue, que no hay nada que temer, y recibió el mensaje de vivir su vida sin miedo, pues el miedo, fue la que la llevo a tener cancer y a finalmente morir, y fue el amor la que la curó del cancer, el amor le dio la vida. ¿Por que confiamos tan poquito en el amor?, ¿por qué confiamos más en el miedo?. Amo mi vida, y amo la vida de mi hijo, y por amor a la vida, tomo hoy la decisión de dejarme guiar, paso a paso por personas y circunstancias las cuales partan de la base “por amor a”. Gracias Anita, por haber regresado a ensañarnos a vivir una vida sin miedo!
Con amor, Natalia
Viena, Abril 29 de 2024
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